Desde hace un par de años, mis intereses nocturnos se han modificado fuertemente y, lo peor es que, no se en que momento ocurrió, aunque si creo tener una vaga idea del por qué.
Creo, que a la mayoría de las personas, en algún momentos de sus vidas les sucederá o ya les sucedió y estarán profundamente agradecidos de poder llegar a ese equilibrio, que como en todas las cosas siempre es lo ideal.
No se en realidad si me harte de tener frío después de bailar, beber y amar (no entender eso como una noche de mierda , si no que una la raja pero simplificada), o de los típicos problemas de movilización al regreso (ya que después solo queda volver a la casa) , pero ¿cómo volver tranquilamente a casa si no tienes auto? .Los que aún tienen alma de diva putrefacta toman taxi, pero yo, un ser-urbano-pobre usa el transporte publico, por lo que me resta nada mas que esperar y esperar, con frío , “caña” , hambre y sed. Y continúa la desdicha, después de todo ese asqueroso y desagradable momento de angustiosa espera, en el mejor de los casos llegas a casa sano y a salvo, y al momento de depositar todo tu cuerpo, apaleado por los excesos nocturnos, solo sientes el profundo agradecimiento al cosmos o a Dios o a ti o al medio en que te movilizaste por haber llegado a tu guarida.
Siguiendo otras rutas de esparcimiento nocturno nos encontramos con el no siempre bien valorado carrete en casa, que comúnmente es considerado como la ultima posibilidad de salida nocturna que puede existir. Sales de tu casa , te juntas con algunos amigos en ese lugar lugar anteriormente acordado (para no llegar solo), compras esos líquidos locos y alguna que otra cosa para picar o algo mas elaborado para comer, llegas con ambiente de fiesta ( siempre y cuando no hayan padres con ganas de arruinar el momento ameno), pones el alcohol sobre la mesa , suenas los vasos , caen las papas fritas , se encienden los cigarros , comienza a sonar algo de música y la palabras se esparcen por cada rincón, en cada pareja , en cada trago y se mueve sin parar bailando a la par con el humo del cigarro , las carcajadas y los ebrios abundan , las “situaciones chistosas” sin vergüenza aparecen para proporcionar un condimento de ridiculez a la noche hasta que la primera pareja desaparece y el amor desenfrenado poco coordinado y simpático aparece insistentemente gracias al alcohol. Se habla de temas contingentes, personales y misceláneos. Pero ya llega el fin, las luces del alba comienzan a penetrar las ventanas, algunos van de regreso a sus respectivas casas, otros permanecen, descansan y se acerca para algunos, lo único desagradable, que es el no tener su ducha y su cepillo de dientes a la hora de despertar.
Entiendo a la gente que aun insiste con el desenfreno, por lo general son solteros desesperados, jóvenes que recién salen a descubrir el paisaje naranjo, triste gente que no tiene tema para simpáticas noches en casa (evitar considerar como “tema” cualquier desagradable actitud snobista), que no sabe hablar o que es un imbecil.
Después de haber vivido esas noches llena de compañía agradable, con un bajo despilfarro de dinero, cómodo, sin la preocupación de volver si o si ya que claramente la casa en cuestión no se cierra a las 5 o 6 de la mañana, entonces por eso y por todas los otros sucesos simpáticos, tristes o filosóficos que ocurrieron uno dice: hoy lo pase increíble.
Viva su buena comida, trago y conversación.
¿¡Me estaré volviendo un viejo de mierda! o ¡alguien que sabe vivir!?
Creo, que a la mayoría de las personas, en algún momentos de sus vidas les sucederá o ya les sucedió y estarán profundamente agradecidos de poder llegar a ese equilibrio, que como en todas las cosas siempre es lo ideal.
No se en realidad si me harte de tener frío después de bailar, beber y amar (no entender eso como una noche de mierda , si no que una la raja pero simplificada), o de los típicos problemas de movilización al regreso (ya que después solo queda volver a la casa) , pero ¿cómo volver tranquilamente a casa si no tienes auto? .Los que aún tienen alma de diva putrefacta toman taxi, pero yo, un ser-urbano-pobre usa el transporte publico, por lo que me resta nada mas que esperar y esperar, con frío , “caña” , hambre y sed. Y continúa la desdicha, después de todo ese asqueroso y desagradable momento de angustiosa espera, en el mejor de los casos llegas a casa sano y a salvo, y al momento de depositar todo tu cuerpo, apaleado por los excesos nocturnos, solo sientes el profundo agradecimiento al cosmos o a Dios o a ti o al medio en que te movilizaste por haber llegado a tu guarida.
Siguiendo otras rutas de esparcimiento nocturno nos encontramos con el no siempre bien valorado carrete en casa, que comúnmente es considerado como la ultima posibilidad de salida nocturna que puede existir. Sales de tu casa , te juntas con algunos amigos en ese lugar lugar anteriormente acordado (para no llegar solo), compras esos líquidos locos y alguna que otra cosa para picar o algo mas elaborado para comer, llegas con ambiente de fiesta ( siempre y cuando no hayan padres con ganas de arruinar el momento ameno), pones el alcohol sobre la mesa , suenas los vasos , caen las papas fritas , se encienden los cigarros , comienza a sonar algo de música y la palabras se esparcen por cada rincón, en cada pareja , en cada trago y se mueve sin parar bailando a la par con el humo del cigarro , las carcajadas y los ebrios abundan , las “situaciones chistosas” sin vergüenza aparecen para proporcionar un condimento de ridiculez a la noche hasta que la primera pareja desaparece y el amor desenfrenado poco coordinado y simpático aparece insistentemente gracias al alcohol. Se habla de temas contingentes, personales y misceláneos. Pero ya llega el fin, las luces del alba comienzan a penetrar las ventanas, algunos van de regreso a sus respectivas casas, otros permanecen, descansan y se acerca para algunos, lo único desagradable, que es el no tener su ducha y su cepillo de dientes a la hora de despertar.
Entiendo a la gente que aun insiste con el desenfreno, por lo general son solteros desesperados, jóvenes que recién salen a descubrir el paisaje naranjo, triste gente que no tiene tema para simpáticas noches en casa (evitar considerar como “tema” cualquier desagradable actitud snobista), que no sabe hablar o que es un imbecil.
Después de haber vivido esas noches llena de compañía agradable, con un bajo despilfarro de dinero, cómodo, sin la preocupación de volver si o si ya que claramente la casa en cuestión no se cierra a las 5 o 6 de la mañana, entonces por eso y por todas los otros sucesos simpáticos, tristes o filosóficos que ocurrieron uno dice: hoy lo pase increíble.
Viva su buena comida, trago y conversación.
¿¡Me estaré volviendo un viejo de mierda! o ¡alguien que sabe vivir!?